El Parlamento de Georgia ha aprobado una nueva ley que prohíbe la difusión de información sobre la comunidad LGTBI, así como las cirugías de reasignación de sexo

 Los proyectos de ley, que están siendo impulsados por el partido Sueño Georgiano en el poder, tienen como objetivo prohibir lo que ellos denominan como "propaganda LGTBI", que abarca elementos como la exhibición de la bandera arcoíris y la celebración del desfile del Orgullo. 

Georgia ha dado recientemente un nuevo paso en su movimiento para distanciarse aún más de la Unión Europea.  

En una votación inicial, el Parlamento de Georgia ha aprobado una serie de leyes que prohíben la difusión de la "propaganda LGTBI", así como la unión legal entre individuos del mismo sexo y los procedimientos médicos de cambio de identidad de género.  

78 diputados dieron su aprobación al paquete de leyes, mientras que los parlamentarios pertenecientes a la oposición rechazaron participar en la votación. Aún restan dos votaciones adicionales programadas para la próxima temporada de otoño antes de que se logre la aprobación definitiva.  

Por lo que se desprende de las regulaciones que pretenden aplicar, el Gobierno tiene la intención de vetar las uniones matrimoniales diferentes a las convencionales y los matrimonios entre individuos del mismo sexo, además de buscar restringir la posibilidad de adopción por parte de personas que se identifican con un género distinto o con una orientación sexual considerada como no convencional.  

Además de eso, están planeando finalizar la práctica de cirugía de reasignación de género, y se establecerá como normativa la prohibición de especificar un género distinto al que corresponde biológicamente en los documentos oficiales.  

Limitaciones impuestas a los medios de comunicación para regular su contenido y alcance: Los proyectos de ley, que están siendo impulsados por el partido en el poder llamado Sueño Georgiano, buscan además de otras cosas, acabar con lo que ellos denominan como "propaganda LGTBI" que se presenta en las escuelas y universidades, así como limitar la difusión de contenido que busca "normalizar" las relaciones que se apartan de lo que se considera tradicional.