La luna, que antes brillaba, se oculta entre nubes de pólvora,
y el desierto, que antes fue morada
se transforma en un desierto vacío.
Las balas retumban como tormentas. mientras la tierra tiembla de terror,
y las piedras, que antes fueron hogares,
ahora reposan como sepulturas expuestas.
Israel avanza entre sombras,
como un río que arrasa sin piedad,
y Gaza, con dolor en su corazón,
se agarra al último suspiro.
Los días se desvanecen en la niebla.
y las noches se colman de terror,
el tiempo para soñar se ha terminado.
solo permanece el estruendo en el campo.
Los niños, con miradas marchitas,
corren entre escombros y ruinas,
persiguen fantasmas de tiempos mejores,
cuando aún había risas y vida.
Sus manos, tan delicadas, se afanan
en buscar en el polvo una historia,
una narración que el odio y el rencor han eliminado,
dejando únicamente un vacío en la memoria.
