domingo

Banderas y tribus


FUENTE: Politikon.es

AUTOR: Roger Senserrich

FECHA: 12/4/2022

En Estados Unidos no es inusual tener banderas ondeando al viento frente a tu vivienda. Siempre ves casas con las barras y estrellas, alguna bandera de un equipo deportivo (casi siempre Uconn, la universidad pública del estado), o incluso alguna de los marines. Viviendo como vivo en un suburbio de “primera generación” (es decir, que creció con la red de tranvías, a principios del s.XX), ves incluso alguna bandera italiana o irlandesa, porque hay gente que no cambia nunca.

En el corto trayecto en coche desde mi casa al supermercado donde hago la compra una vez a la semana, sin embargo, paso al lado de un par de casas con banderas en el jardín que siempre me llaman la atención: las banderas son de Donald Trump.

Connecticut es un estado muy demócrata. Biden ganó en el 2020 por más de 20 puntos; en Branford, donde viven estos dos individuos, Biden se impuso por 19. Nadie que pase al lado de esas casas va a verlas y decirse “caramba, qué fervor trumpista más contagioso siento”. Es más, la reacción más habitual será de verlas y anotar mentalmente que ahí vive un tipo peculiar.

Al menos se ahorrará la visión de las 10-12 banderas (algunas con lenguaje soez) que hubo en una hasta hace unos meses, levantando quejas suficientes como para que se aprobara una ordenanza municipal limitando la cantidad de trapos que uno podía tener colgados ahí fuera.

La religión conservadora

No hace demasiado hablaba sobre cómo había algo de fervor religioso, de tribalismo antiguo en el movimiento woke americano. Lo de las banderitas, aunque no deja de ser una anécdota, es una muestra de que la devoción en política no es patrimonio sólo de la izquierda mesiánica, sino que está más que presente en la derecha.

Este artículo del NYT de hace unos días es un magnífico ejemplo. Como he comentado alguna vez, el movimiento evangélico lleva, desde hace tiempo, con una asociación cada vez más directa y cercana al partido republicano, hasta el punto de estar alienando a algunos feligreses. Como señala el Times, hay un sentimiento creciente entre el cristianismo más conservador de que Estados Unidos está a punto de vivir un renacimiento religioso, un avivamiento cristiano que va a transformar tanto la política como la vida espiritual del país.

En este renacimiento se han mezclado, por un lado, el fervor fundamentalista (porque los evangélicos hacen que el Opus Dei parezcan hippies defensores del amor libre) con la locura antivacunas, las fantasías antiautoritarias de los flipados de la segunda enmienda y llamadas a la teocracia cristiana, porque nunca nadie va a acusar a un movimiento político americano de exceso de coherencia. Si lo ves desde fuera (insisto, leed el artículo), es complicado ver a esta tropa y no creer que están un poco (muy) chiflados, el reflejo de esos grupúsculos de extrema izquierda del que se han marchado todo el mundo que tenía algo de contacto con la realidad y sólo quedan aquellos que han perdido toda su cordura.

Y la verdad, si miras las encuestas de opinión en muchos de los temas que obsesionan a estos grupos (aborto, homosexualidad, religión…), esa percepción no va demasiado desencaminada. Estados Unidos es cada vez más secular, menos religioso, y más tolerante; la oleada de leyes anti- aborto siendo aprobadas en muchos lugares son tremendamente impopulares. La radicalización del movimiento evangélico no es independiente de su creciente aislamiento.

Radicalismo geográficamente eficiente

El pequeño problema es que quizás sean cada vez más marginales, pero están distribuidos con una eficiencia extraordinaria en el carpetovetónico sistema electoral estadounidense. Este artículo en Slow Boring, citando una simulación de David Shor, lo explica en cierto detalle. Si durante los dos próximos ciclos electorales (legislativas en noviembre, presidenciales del 2024) el partido demócrata sacara un 50% de los votos en ambos comicios (y en vista de cómo van los sondeos para las midterms, esa es una previsión optimista), el número de senadores más probable con los que acabará el partido está entre 41 y 42. Con un resultado más realista (digamos, 47% en legislativas, 51% en las presidenciales) ni siquiera alcanzarían el umbral de los 40 senadores. Y eso es, por cierto, dejando de lado el sesgo del colegio electoral; un candidato demócrata ganando 51-49 probablemente no llegaría a la Casa Blanca.

La simulación del modelo de Shore. En la primera columna, resultados en las legislativas de este año. Segunda, voto en las presidenciales. La tercera es la probabilidad de ganar la Casa Blanca, número esperado de senadores.

Estos votantes tan conservadores, tan fervorosos, y tan entusiastas por el conservadurismo reaccionario más rancio viven, sobre todo, en estados rurales, que están tremendamente sobrerrepresentados en el senado. Si a eso le sumamos la lenta caída de apoyo demócrata entre votantes sin educación universitaria y trabajadores manuales, que viven en mayor proporción en los estados más competitivos electoralmente del país (Pensilvania, Georgia, New Hamphire, Florida, Wisconsin, Arizona, Michigan, Nevada…) eso les coloca en una situación increíblemente peligrosa de cara al 2024.

Insisto: los demócratas podrían sacar el 51 ó 52% de los votos el 2024, ganar la presidencia, y encontrarse con una mayoría republicana de 58-42 en el senado. Y ese sería un resultado decente.

Recuperar terreno

La solución obvia, al menos en un planeta normal, sería moderarse; el partido demócrata debería irse al centro, recuperar parte del voto centrista que está un poco harto de (inserte el tema que no os guste tratado por AOC aquí) y listos. Pero claro, esto no es tan sencillo como parece.

Primero, y más obvio, la mayoría del país no quiere tener nada que ver con esta coalición de cristofrikis y fascistas frustrados que es el partido republicano actual. El GOP dista mucho, mucho, mucho de ser un partido representativo, pero entre que los sectores más chiflados son los que controlan el partido y el hecho de que el sistema electoral les permite decir chorradas inauditas y seguir ganando elecciones, es difícil ver hasta qué punto “irse al centro” le daría una ventaja electoral seria a los demócratas. Biden era, al fin y al cabo, el hombre más centrista del partido, en una pandemia contra un candidato espantoso, y eso los llevó a 50 senadores gracias a un par de milagros en Georgia.

Sí, podrían directamente escoger candidatos de derechas, pero no sé para qué narices quieres ganar elecciones entonces.

Segundo, es muy posible que el debate político estos días sea tan tóxico y esté tan segmentado que incluso llenando el partido de clones de Joe Manchin eso sirviera de mucho. David Brookman y Joshua Kalla presentaban hace poco un artículo en el que intentaban medir el efecto de Fox News en las percepciones políticas de su audiencia. El método que utilizaron fue, literalmente, pagar dinero a espectadores de Fox News para que vieran CNN durante un mes. Tras esas cuatro semanas, los televidentes (que eran republicanos acérrimos) pasaron a ver la pandemia de COVID como un problema, apoyar el voto por correo y cambiaron su opinión sobre Trump.

La conclusión positiva es que caramba, no podemos dar a nadie por perdido. Si la gente ve información veraz, cambia de opinión. La negativa es que bueno, esos votantes que están tan bien distribuiditos en el mapa para hacer que el GOP gane elecciones ven Fox News, y no podemos pagarles para que vean otra cosa. Así que seguirán viendo Fox, y los demócratas seguirán sin conseguir que les llegue su mensaje.

Cómo solventar este dilema, por supuesto, es algo que el partido demócrata debe hacer más pronto que tarde, y no soy nada optimista de que sepan hacerlo. Mi intuición, que no está demasiado desarrollada, es que la izquierda en Estados Unidos debe replicar un truco de la derecha a la inversa, aprendiendo a hablar como conservadores mientras defienden políticas de izquierdas. Algo parecido a LePen sonando razonable mientras es una fascista, pero en sentido contrario, vamos.

Pero sobre esa clase de cosas hablaremos otro día.


Nota: Las imágenes han sido incorporadas por el autor de este blog.


viernes

Sencillo y sentido homenaje a un pueblo y a un desierto malditos


La luna, que antes brillaba, se oculta entre nubes de pólvora, 

y el desierto, que antes fue morada 

se transforma en un desierto vacío.

Las balas retumban como tormentas. mientras la tierra tiembla de terror, 

y las piedras, que antes fueron hogares, 

ahora reposan como sepulturas expuestas. 

Israel avanza entre sombras, 

como un río que arrasa sin piedad, 

y Gaza, con dolor en su corazón, 

se agarra al último suspiro. 


Los días se desvanecen en la niebla. 

y las noches se colman de terror, 

el tiempo para soñar se ha terminado. 

solo permanece el estruendo en el campo. 

Los niños, con miradas marchitas, 

corren entre escombros y ruinas, 

persiguen fantasmas de tiempos mejores,

cuando aún había risas y vida.

Sus manos, tan delicadas, se afanan

en buscar en el polvo una historia, 

una narración que el odio y el rencor han eliminado, 

dejando únicamente un vacío en la memoria. 

miércoles

Breve resumen de la situación socioeconómica y demográfica desde la última incursión de Israel en Gaza.


    Desde la última ofensiva de Israel en Gaza, que se inició hace más de 7 meses, y que  ha devenido en un genocidio, la situación en la zona se ha deteriorado hasta extremos inimaginables. Este conflicto ha causado numerosas muertes y ha intensificado las tensiones políticas y económicas, presentes desde hace décadas.

    La campaña genocida ha dejado más de 40,000 muertos, entre ellos alrededor de 13,000 niños y niñas y más de 70,000 heridos. Asimismo, miles de personas han desaparecido bajo los escombros o están en paradero desconocido. Las operaciones terrestres y los constantes bombardeos han creado una situación crítica en Gaza, con el 85% de la población, alrededor de 1,9 millones, desplazados y más del 90% enfrentado a una grave crisis de inseguridad alimentaria

Antes de octubre de 2023, el 60% de los habitantes de Gaza vivía en una situación de pobreza y el 80% necesitaba ayuda humanitaria. Las cifras de desempleo eran preocupantes, con un 45% de paro total y cerca del 60% de paro juvenil. La agresión israelí ha deteriorado estas condiciones, influyendo, de manera decisiva, en el acceso a educación, la salud, y en este apartado habría que hacer una mención especial en el tema de la falta de acceso al agua potable, lo que ha tenido un impacto devastador en la salud pública, contribuyendo a enfermedades y afectando especialmente a los niños y las poblaciones vulnerables, en este sentido, habría que señalar que Israel tiene un control significativo sobre los recursos hídricos en la región, incluyendo los acuíferos compartidos.

Este control ha llevado a limitaciones significativas en el acceso al agua para los palestinos en Gaza. Por otro lado, habría que hacer mención que el bloqueo impuesto por Israel ha dificultado la entrada de los materiales necesarios para reparar y mejorar la infraestructura de agua en Gaza, así como apuntar que las políticas y operaciones israelíes a veces han tenido un papel fundamental en la contaminación de sus fuentes de agua. En definitiva, las hostilidades recurrentes han destruido infraestructuras críticas, incluidos sistemas de agua. Israel, como parte en el conflicto, es criticado por el impacto humanitario de sus acciones en Gaza.

sábado

RAYUELA: LA MAGA Y HORACIO



Hace pocos días, el momento en el que decido compartir unas reflexiones que plasmé, hace muchos años, en plena juventud, entresacadas de un libro que me dejó una marca indeleble, el gris del cielo y la llovizna persistente, no facilitaban otros sentires que no se refiriesen a la tristeza, o tal vez, a la desazón, en definitiva, era un escenario perfecto para la aparición de pensamientos negativos que consideré que podrían obviarse, simplemente, con una retirada, apresurada, para intentar conciliar un sueño imposible.

Cuando me dirigía al dormitorio, recordé, como por arte de magia, aquel libro, Rayuela, de Julio Cortázar, lo que suscitó que la tristeza se tornara en una especie de perentoria necesidad por encontrar las notas que estaba seguro qué había escrito, pero que las había perdido de vista hacía ya muchos años, pero una mezcla de frenesí y emoción, casi infantil, provocó que iniciara su búsqueda. Después de casi dos horas, cuando estaba empezando a perder la esperanza, ¡al fin las encontré!..

Este es un resumen, centrado fundamentalmente en sus encuentros en la ciudad de París y en una somera descripción de sus diferentes caracteres, de aquellas viejas notas, escritas con la fuerza y la impericia de una persona joven, que comenzaba a enamorarse del lenguaje:


Una noche de París, abrazada por múltiples enigmas y secretos, Horacio caminaba por las calles empedradas, cada paso resonando con una melancolía que solo la ciudad podía amplificar.

El Sena reflejaba las luces de la ciudad, creando un caleidoscopio de colores que se reflejaban sobre el agua. Horacio, perdido en sus pensamientos filosóficos, apenas se percató de la presencia de una mujer frente a la estatua de Etienne Dolet, en el Pont Neuf, que, con una gracia casi irreal, se detuvo a su lado en el puente.

La Maga apareció envuelta en un halo de misterio y encanto. Sus ojos, grandes, llorosos, pero llenos de curiosidad, escudriñaban cada rincón del paisaje nocturno. Parecía no encajar del todo en aquel mundo, como si su esencia perteneciera a un verso perdido en un poema de Baudelaire.

"¿Dónde podemos encontrar la verdad, Horacio?" Fue la primera pregunta que ella lanzó al aire, rompiendo el silencio con una voz que sonaba como si de una melodía se tratase. En ese instante, algo en su manera de mirar el mundo atrajo a Horacio, una chispa de inocencia y profundidad que él anhelaba comprender.

Se miraron, y en esos instantes compartidos, el hilo de sus destinos comenzó a entrelazarse. Hablaron de todo y de nada, de la vida y del arte, de los sueños y de las dudas. La Maga, con su risa fácil y su manera desinhibida de abordar cada tema, contrastaba con la seriedad y el análisis meticuloso de Horacio. Pero era precisamente esa divergencia la que creaba una armonía única entre ellos.

jueves

Hopper y su relación con la soledad


Edward Hopper, uno de los artistas más famosos del siglo XX, es conocido por sus pinturas de la vida urbana y su querencia por la soledad, que aparecen en muchas de sus obras. Hopper nació en 1882 en Nueva York y desarrolló un estilo único que combinaba realismo con una profunda emoción. 

A lo largo de su carrera, utilizó magistralmente la luz y la sombra para sugerir una sensación de aislamiento y contemplación en sus personajes, lo que llevó a muchos críticos e investigadores a considerar la conexión entre su arte y la experiencia de la soledad, que flota en muchas de sus pinturas

La soledad se puede “sentir” en muchos de los trabajos de Hopper y quizás refleje su propia carácter, marcado, quizá, por su historia personal. 

Pinturas como Nighthawks (1942), le evocan al autor de este blog, una parte de su propia historia, repleta de incertidumbres y soledades, que le impelen  a trasladar una parte de su vida, enlazándola a esta pintura, expresando sus propias dudas, incertezas, y que revive, no sin cierto dolor,  mientras  contempla, absorto, esta lienzo :